sólo ofrecen hambre y guerra

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...EL INFIERNO EN CASA...

domingo, 1 de febrero de 2009

señales: obras en construcción


Una hecatombe, circuito interior es la antesala del infierno, por todos lados sus calles están "en reparación", hay construcción de "puentes" y el "mantenimiento" prometido por el jefe de gobierno nos tortura a todxs con su paso lento, para que quede claro que se está "trabajando en beneficio de la ciudadanía" y demás, porque los insultantes carteles demagógicos sobre el asunto no dejan de contaminarnos las pupilas... yo sólo sé que ahora he duplicado el tiempo de trayecto habitual y que estoy perdiendo la razón a causa de eso.

Si acaso saldrán beneficiadxs un poquito el conjunto interclasista, pero mayoritariamente trabajador, de lxs automovilistas cuando termine esta demostración de que todxs menos ellxs (lsx burguesxs) no tenemos partida alguna en la ganancia y beneficios del capital a pesar de sus pretensiones de que sí, de que trabajan para nosotroxs; pero a la larga el tráfico volverá a ser insoportable para lxs que tienen coche, pues la lógica de las ciudades monstruos, productos históricos del capitalismo (y ya saben, la contradicción urbano-rural no es de hoy día, ha venido gestándose desde que las sociedades de clase desarrollan locamente la división del trabajo y se escinden en apariencia y en forma, pero no en sustancia, el capital agrícola del industrial, del comercial, del intelectual, etc... y hoy queridxs, el capitalismo se ha hecho cargo de exacerbar estas oposiciones en la ciudad moderna haciendo de nosotrxs, en el campo o en la ciudad, lxs rehenes de sus infames intereses inhumanos) continuará hasta que no terminemos con este sistema podrido que no nos da ni un respiro en su carrera inmunda por exprimirnos hasta la última gota de vida... mientras el capitalismo continúe, la gente seguirá viniendo al DF, como a otras ciudades igual de monstruosas, a buscar trabajo... y el tráfico será más y más pesado... así como el resto de los demás ámbitos de la vida en general... 

Y ni qué decir de lxs que no tenemos coche, ni moto... nosotrxs ayer, hoy y mañana (independientemente de que se hagan más carriles, más puentes o más de lo que sea) , somos sacrificadxs como vacas en el transporte público que sólo quiere ganancia y que igual va "hasta la madre de atascado" y "lento como la chingada", a los tiempos casi infinitos de trayecto a nuestros trabajos, centros de amaestramiento laboral (escuelas) y sí, también nos joden el poco tiempo libre que sobra y que podríamos disfrutar un poco yendo a la cineteca... ¡no, imposible!, ellxs nos recuerdan siempre que hay que sufrir hasta el último segundo la miseria de su orden.


Mirando desde otra perspectiva y como vamos a vuelta de rueda, observo a mis compañerxs de clase que están trabajando en esas "calles en reparación", sobre esas "obras en construcción" y pienso que mi vida es igual de miserable que las suyas, ellxs bajo el sol, sobreexplotadxs, cansadxs y cobrando salarios insultantes; yo hacinada en "una micro", bajo el riesgo perenne de que el gordo o la señora con mil bolsas entre los que estoy atrapada, me rompan algún hueso o me maten de asfixia... sudando también, odiando al mundo, deseando estar muerta y no ahí, pasando el trance terrible de tener que ir a tomar una clase a la que llegaré tarde y de la que igual saldré asqueada... para después terminar el semestre, el año, la carrera y continuar con estos trayectos hasta el lugar de trabajo (y eso si consigo uno), a seguir haciendo lo que me enseñaron a hacer, porque eso "escogí" y si me descarrilo de ese camino estrecho y sin vida me muero de hambre... pienso todo eso, en la maldita división del trabajo que a ellxs y a mí nos condena a vivir miserables existencias limitadísimas, sin pasión verdadera por lo humano, lo natural, lo sublime, lo cotidiano... sin nada salvo eso: trabajo asalariado.

Y en fin, ahora miro con cierta estima al gordo que se bajó en la esquina y que en su trayecto hasta la puerta magulló a unos muchachos y me da gracia, porque a todxs, incluidos el gordo y los muchachos, nos dió risa... puedo respirar mejor, las bolsas ya no se me encajan en el tórax... la carcajada delatora, el aire en mis pulmones, una sonrisita de la mujer con chaleco naranja que limpia "la calle en reparación", el abrazo y luego el gancho juguetón al hígado entre dos jóvenes que terminan de doblar varillas en lo que será un puente, me devuelven a mi certeza: sólo juntxs podremos, incluidos el gordo, los chalanes y la señora enojona de las mil bolsas, (más allá de los mil y un prejuicios que cada unx inevitablemente tenemos y de los nefastos roles sociales asignados, asimilados y operantes en nuestras vidas, como el de "mujer", "hombre", "muchacho", "paisano", "gordo", "barrendera"), terminar con esta pesadilla que a todxs por igual nos oprime... todxs tenemos vidas similares pero a la vez distintas, todxs experimentamos el mundo de maneras personales, pero compartimos la realidad de esta sociedad de clases que se nos cuela hasta en la cama... y sólo cayendo en cuenta de eso, de que tenemos el mismo interés en terminar con esto, podremos destruir esta soceidad y construir un mundo nuevo, juntxs, donde riamos en otras circunstancias, más amables, más justas y sobre todo, más humanas.

Vuelvo a ver las calles en las que tristes señales de tránsito descoloridas tipo: "obras en construcción" separan, además de la chatarra que es "la micro" en la que voy, a ellxs de nosotrxs y me imagino que cuando por fin hagamos llegar el tiempo de la revolución, pondremos otras señales (quizá como éstas de abajo) a las entradas de nuestras asambleas y consejos, que nos separen, sin hipocresía, de nuestrxs enemigxs:






3 comentarios:

Anónimo dijo...

casi lloro

axolotl dijo...

mmmh... en buenos aires y en ciudad de méxico. La cosa es así. Pero ¿cuándo? ¡cuándo!

Señal obra dijo...

Buen post!